"No todos los superhéroes tienen capas, Algunos simplemente llevan corbatas y botas''.
Somos en realidad tan especiales como lo cuenta la historia, o simplemente somos el reflejo de aquellos que anhelamos ser, pero nunca nos atrevemos a descubrirlo.
¿Quién de nosotros no soñaba con ser un superhéroe o una mujer de maravilla en su niñez? Pero, qué tan cierto es este sueño o que tan nuestro es. Desde nuestra infancia, nuestra familia y seres queridos crearon nuestra imagen según sus gustos, apreciaciones, y valores; con un toque de exageración que a menudo termina por construirnos o destruirnos, dependiendo del sentimiento que dicha persona experimentaba hacia nosotros. Según vamos creciendo, esa imagen irá tomando forma, moldeando nuestra personalidad, carácter y autoimagen hasta llegar hacer efecto su máxima potencia en nuestra vida cotidiana.
Todos nacemos buenos, con un cerebro en blanco, listo para recibir el diseño de nuestro entorno, como decía Rousseau “ El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”.
Estoy casi segura que tu y yo, conocemos a algunos padres con un hijo superdotado, que no cansa de contarnos las maravillas que hace su hijo, cosas que son a veces simples, pero la manera que nos lo cuenta las engrandece, hasta un punto que nos hace envidiar, y desear tener a un niño con esas características, mismas que en ocasiones nuestros hijos ya poseen. Sin embargo, al ser elogiadas por otras personas, nos hace querer que nuestros hijos las tengan. Elogiar, felicitar, e incluso festejar a nuestros hijos no tiene nada de malo, al contrario, es super bueno. Decirles a nuestros hijos lo especiales que son es algo que les ayudará a fomentar sus personalidades, pero, inflar sus cualidades de manera desmesurada puede causarles un daño inimaginable, recuerde que todo en exceso es malo. Es sumamente importante, mostrarles sus debilidades con delicadeza y tacto, para que sepan que son seres humanos, que es permisible tener defectos, fallas y anomalías; equivocarse, no ser tan bueno en algunas cosas, y excelentes en otras. La vida es una mezcla de bueno y malo, de fortalezas y debilidades, de ser muy bueno en algo y no tanto en otros; pero, eso no significa una derrota o desgracia, al contrario, son esos puntos claves de la vida que nos hacen ser humanos de carnes y huesos.
Tal vez todo esto no es lo que esperabas de la vida al crecer, pero saberlo es una forma sana de enfrentarla, porque no se necesita ser un genio para ser exitoso, o mediocre para fracasar, no están relativamente conectados. Saber quien eres y de lo que eres capaz es una manera de conocerte, y eso es lo primero que necesitas para hacer cosas extraordinarias en la vida. Al final del dia, llegara el momento en el cual tendremos que enfrentar la realidad de quienes somos por nuestra cuenta, lejos de nuestro padres o seres queridos; lejos de aquellas personas que aplaudían nuestros trabajos mediocres para estar cara a cara con nuestro verdadero ser, y solamente aquellos que sepan quienes son sobreviviran a dicho enfrentamiento. Por eso, si eres padre, madre o simplemente alguien que estima a una persona, te exhorto que le diga la verdad, que le ayude a conocerse y a valorarse por quien es realmente. Recuerde, no estarás con ella para toda la vida, y tampoco estarás en todos los lugares donde sea que se vaya.
Al entrar en la vida, esa persona se dará cuenta que no es tan especial como la hicieron creer, y eso de seguro le dolerá, porque es maravillosa ser y sentirse especial. Sin embargo, esa realización puede ser liberadora, dado que le ayudará a quitar los cargos de la responsabilidad que eso conlleva para permitirse vivir una vida plenamente normal. Tenga siempre en cuenta, que los actos heroicos mayormente vienen de personas simples, común y corrientes, pero con fuerza de voluntad, y no de superpoderes. Saber que eres una persona simple te ayuda descubrir qué puedes hacer actos simples, y cosas complicadas al mismo tiempo, y eso, créeme, es la mayor felicidad que puedes experimentar.
Te deseo buena suerte en esa nueva aventura, espero que descubrirás que siempre fuiste muy importante, y que no necesitas esconderte, ni mentir sobre ti para lograr aquello que naciste para lograr. Solo debes aceptarte como eres, y mejorar tus fortalezas cada día, con tus pies firmes sobre la tierra, sin perder de vista ningunos de tus objetivos.